Las intervenciones de cirugía estética de la cara, los conocidos ‘retoques’ faciales crecen en España.
Hasta un 40 % en el último cuatrimestre del año respecto a los ocho meses precedentes, según una estimación de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), que señala a la mujer como la principal consumidora de estas intervenciones y a factores psicológicos y físicos post-vacacionales como las principales causas del aumento.
«Es en este periodo cuando la acción de la edad y del sol sobre el rostro se hace más evidente, lo que conlleva una mayor demanda de las dos intervenciones principales de cirugía facial, la destinada a eliminar o suavizar arrugas y líneas de expresión y la que persigue disminuir la flacidez cutánea«, afirma el presidente de la SECPRE, el doctor Miguel Chamosa.
Así, la mayor demanda de esta intervenciones corresponde sobre todo a mujeres (83,8%), en cuento a la edad destacan que en ambos sexos los pacientes superan los 45 años de edad; en cuento al tipo de intervención, además de los conocidos ‘liftings’ faciales, cada vez más los clientes exigen otras correcciones relacionadas con la edad, como son el reposicionamiento del mentón y la punta de la nariz o la reducción de los lóbulos de las orejas.
La SECPRE atribuye también el destacado incremento de pacientes a la aparición de manchas tras la exposición al sol sin la protección adecuada. En este sentido, recuerda Chamosa que el fin del verano es una época óptima para revisar las manchas ocasionadas por la exposición indebida al sol, dados los consiguientes riesgos de desarrollar un melanoma, del que cada año se diagnostican unos 4.000 casos nuevos al año en España.
«El peligro del melanoma reside en su apariencia mínima, en forma de una simple peca o un simple lunar. Por ello, ante la menor sospecha, debe acudir a un dermatólogo y un cirujano plástico, que será quien extirpe el melanoma y, llegado el caso, los ganglios afectados», señala.
Chamosa destaca que en los últimos años ha «evolucionado considerablemente» las técnicas destinada a eliminar o suavizar arrugas y líneas de expresión y la que persigue disminuir la flacidez cutánea, «mejorando la imperceptibilidad de las señales de la intervención realizada y el logro de un aspecto natural».
No obstante, deben tratarse una por una, distinguiendo entre las intervenciones con y sin relleno. Las del primer tipo pueden emplear ácido hialurónico, que tiene un efecto instantáneo, apenas deja señales y dura en torno a un año, o injertos de grasa del propio cuerpo del paciente, sobre todo del abdomen o la cara interna de la rodilla, que suponen una pequeña cirugía.
Las intervenciones antiarrugas sin relleno utilizan la toxina botulínica, más conocida como ‘Bótox’, que lo que hace es paralizar el músculo del gesto. Según Chamosa, «por las características de los diferentes músculos del rostro, conviene hacer uso de esta técnica únicamente en la mitad superior de la cara, no en las mejillas ni en la zona bucal».
En cuanto a los liftings faciales, recuerda que son intervenciones más complejas, pues precisan de la cirugía necesaria para estirar la piel de la cara hacia la zona situada delante y detrás de las orejas; aunque también ha evolucionado la técnica en los últimos años, pasando de tensar sólo la piel a tensar también el sistema profundo de los músculos, «lo que ha puesto fin a los liftings extremos en los que la cara aparecía como planchada».
Fuente: Europa Press
Pingback: Crecen los retoques faciales | Dr. Xavier Armengou