El control de las manchas post-verano

Tras el verano, comenzamos a darnos cuenta de los efectos nocivos del sol en nuestra piel, que se manifiestan habitualmente en forma de manchas. No todas las manchas son iguales, pero las más frecuentes son los lentigos solares y el melasma o cloasma.

Sobre este tema recabamos los consejos de la dermatógoga María Porriño  de Spirit SkinBar (Madrid), a la derecha en la foto.

“Los dermatólogos siempre decimos que la piel tiene memoria. Por eso, la protección solar es fundamental para prevenir la aparición de manchas. Una vez que aparecen, la mejor solución es ponerse en manos de un dermatólogo de confianza para encontrar un diagnóstico correcto y el mejor tratamiento para cada caso”.

Los lentigos solares son consecuencia de la radiación solar acumulada, por lo que son más frecuentes y numerosos en personas de edad avanzada. Suelen aparecer en manos, escote y cara, y habitualmente son consecuencia de quemaduras solares previas. Son manchas de color marrón, de tamaño y forma variable, aunque suelen ser redondeadas. En ocasiones, pueden coger relieve y convertirse en queratosis seborreicas. Los tratamientos más habituales son láser, luz pulsada, peelings químicos, nitrógeno líquido o ácido tricloroacético.

Según la doctora Porriño, “los lentigos no son lesiones malignas, pero si alguna mancha presenta cambios o un aspecto diferente es importante consultar con el dermatólogo, ya que podría tratarse de un melanoma. Normalmente el motivo para tratarlos es puramente estético”.

El melasma o cloasma, conocido coloquialmente como “paño”, es una pigmentación que aparece con más frecuencia en mujeres que en hombres, debido a la participación de factores hormonales. Por eso, a veces se relaciona con el embarazo o con la toma de anticonceptivos orales. No obstante, puede darse en ausencia de estos factores de riesgo.

El sol es un agente fundamental en su producción, de ahí que aparezca o se agrave en verano y que mejore o incluso se resuelva en invierno. Estas manchas aparecen típicamente en el labio superior, las mejillas y la frente. Lo más importante es evitar su aparición tanto con fotoprotectores como con barreras físicas (p. ej. sombreros).

El fotoprotector debe actuar frente a rayos ultravioleta A y B, infrarrojos y luz visible.
Una vez presente el melasma, la protección debe acompañarse de tratamientos despigmentantes, a los que pueden sumarse otras terapias de apoyo si fuera necesario. En cualquier caso, el tratamiento del melasma a veces puede ser complejo, debido a que es muy frecuente su recurrencia, por lo que es recomendable acudir al dermatólogo.

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Acerca de Agueda Orozco

Profesional con gran experiencia en la edición de revistas profesionales de peluquería y estética, organizadora de certámenes profesionales y creadora del blog Beauty Today.
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