Cada año, a su comienzo, nos proponenos metas que en la gran mayoría de los casos no cumpliremos. La idea de partida de que nos falta algo y tenemos que mejorar ejerce una presión constante y resta valor a nuestra vida en el momento presente.
Con la entrada en 2021 afrontamos el reto de asumir nuestros propios retos para este año y lo más difícil, llegar a cumplirlos semana a semana, mes a mes. Elaboramos listas de propósitos más o menos optimistas, aún sabiendo que la mayoría de ellos probablemente no se cumplirán.
En este momento marcado por la incertidumbre
¿no convendría más fijarse en lo que ya tenemos y disfrutar de ello?
El problema es que cada vez que nos imponemos ese tipo de objetivos, partimos de una carencia al decirnos que nuestra vida “ya no está bien” y que de alguna manera “somos
incompletos, hay algo que está mal y tenemos que conseguir otra cosa para poder sentirnos mejor”.
“Los objetivos están muy bien, siempre y cuando estemos también bien en el aquí y el ahora”, nos advierte la psicóloga Alba Valle.
El peligro de ese mecanismo es la sensación constante que provoca de tener que ser mejor, avanzar, moverse, aprender, crecer… ya que todo eso “nos indica de alguna forma que que nuestra vida, tal y como está, no es suficiente, y nosotros, tal y como somos, no estamos bien”.
Para Valle, la mejor manera de afrontar el nuevo año no consiste en descartar desde
un inicio este tipo de objetivos y progresiones en lo personal. La psicóloga invita a
reflexionar sobre lo que ya tenemos
“La cuestión es valorar primero quiénes somos y lo que ya tenemos, y aprender a estar bien con eso, con las personas que ya forman parte de nuestra vida, en las condiciones actuales, con la salud y el amor que ya tenemos, el tiempo libre y los hábitos de los que ya gozamos”.
Saborear lo que ya tenemos y reconciliarnos con nosotros mismos son la base para construir un año nuevo más feliz, asegura la psicóloga.
Consejos para salvarse del ‘marketing del bienestar’ y afrontar mejor el 2021
1. Atención.
La felicidad no va a estar en el futuro tras conseguir los objetivos marcados al principio del año, porque al conseguir esos objetivos reforzamos el patrón de comportamiento y el mecanismo mental de seguir buscando la felicidad en objetivos. Lo que ocurre al final es que al cumplir esos objetivos automáticamente nos plantearemos otros nuevos, siempre buscando una mejor versión y una vida más feliz que de esa manera nunca van a llegar.
“La felicidad es en el momento presente o no es, la felicidad no está en el futuro”, recuerda Valle.
2. Gratitud.
Siempre se dan áreas de mejora en la vida de las personas, pero la visión que Valle recomienda tener es la de recordar que “ya somos suficientemente buenos” y que nuestra vida “ya tiene muchas cosas buenas para poder disfrutar” conectando con lo bonito que tenemos a diario, las personas de alrededor, la libertad para tomar decisiones, la salud…
“es importante desarrollar la gratitud para saborear todo ello”.
3. Compasión.
Es necesario comprender que hay momentos duros, que todos somos personas con emociones y con una mente que “a veces nos hace malas jugadas”. Asumir que en ocasiones “no somos la mejor persona del mundo” ni como nos gustaría ser, al igual que les ocurre a los demás es otro importante punto de partida para arrancar bien el año.
“Cuando somos compasivos con nosotros mismos, aprendemos a serlo también con los demás y a hacer las paces con ellos y con la vida”, relata la psicóloga.
Sobre ALBA VALLE
Alba Valle es psicóloga clínica experta en terapias de tercera generación e instructora de mindfulness. Mediante su Sistema Pei, basado en la psicología actual combinada con las
enseñanzas budistas y su experiencia como psicóloga, permite a la persona que
medita aprender a vivir con mayor autoconocimiento y capacidad para gestionar
las emociones, logrando así una vida más plena.
