Esta noche adelantaremos una hora los relojes, pero ¿sabes por qué?¿Realmente sirve para ahorrar energía?¿Es malo para la salud?
El llamado “horario de verano” comienza mañana domingo, 30 de marzo, por ser el último del mes de marzo. A las 2 de la madrugada -hora peninsular-, deberemos adelantar el reloj hasta las 3. Es algo habitual que sucede cada primavera. El fin es aprovechar mejor la luz del sol y así consumir menos electricidad en iluminación.
Pero sabes ¿cómo y cuándo empezó el cambio de hora?
El horario de verano moderno fue propuesto en 1907 por el constructor inglés William Willet -aunque, en 1784, Benjamin Franklin, quien por aquella época ejercía de embajador de los Estados Unidos en Francia, fue al parecer la primera persona en sugerir el concepto de ahorro de luz diurna.
En 1915, durante la Primera Guerra Mundial, Alemania adoptó el horario de verano -con el objetivo de ahorrar carbón. Un año después, lo hizo el Reino Unido. Debido a la crisis del petróleo, en 1973, la mayoría de los países industrializados adoptaron el cambio de hora como medida de ahorro energético. En España lo hicimos por primera vez en el año 1974.
En Estados Unidos una ley federal estandarizado el inicio y fin del horario de verano en 1918, para aquellos Estados que eligieron respetarlo.
Durante la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos obligó a todos los estados a establecer el horario de verano para el ahorro de energía como una forma de guardar recursos durante la guerra.
¿Realmente ayuda a ahorrar energía?
Un estudio sobre el alcance y efectos del cambio horario, realizado por encargo de la Comisión Europea y presentado al Parlamento en 1999 afirma que el cambio horario tiene impactos positivos no sólo sobre el ahorro, sino sobre otros sectores como el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo y los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio.
En cambio otros estudios sugieren que este horario realmente no ahorra energía y que incluso podría provocar pérdidas, ya que con cambio de hora sí se ahorra energía durante las noches, pero se gasta durante la mañana en las horas de oscuridad previas al amanecer.
Es decir que no está claro si verdaderamente se ahora o no energía.
¿Es el cambio de horario saludable ?
Durante décadas los partidarios del horario de verano no solo lo apoyaron por el ahorro de energía que este supone, sino también por el estilo de vida saludable que este proporciona.
En un estudio nacional estadounidense acerca del empleo del tiempo, se comprobó que durante el horario de verano la gente reduce su tiempo frente al televisor y realiza actividades al aire libre.
Pero otros advierten sobre los efectos nocivos.
Till Roenneberg, un cronobiólogo de la Universidad Ludwig-Maximilians de Munich, Alemania, afirma que sus estudios muestran que nuestros relojes biológicos circadianos, establecidos por la luz y la oscuridad, nunca se ajustarán para obtener una hora «extra» de luz al final del día durante el horario de verano.
«La consecuencia de ello es que la mayoría de la población disminuirá drásticamente la productividad, disminuye también calidad de vida, aumenta la susceptibilidad a enfermedad y uno siempre se encuentra cansado», dijo Roenneberg.
Una razón por la que mucha gente desarrolla fatiga crónica es por culpa del “Jet- lag social”. Es decir, sus períodos óptimos de sueño circadianos no sintonizan con los horarios de sueño reales.
¿Qué efectos tiene el cambio de hora ?
El cambio de hora suele causa, al menos en los primeros días, de un malestar general, cefaleas, cambios de humor y de ánimo e incluso trastornos digestivos. Las personas más afectadas suelen ser aquellas con problemas neurológicos (migrañas, trastorno bipolar…) ya que se pueden ver agudizados los síntomas. Los niños son los que con mayor facilidad se adaptan a la modificación en los horarios. Hay que tener en cuenta que nuestro cuerpo puede tardar entre tres y cuatro días en adaptarse al nuevo horario.
¿Por qué se cambia la hora en domingo?
Existen dos motivos principales por los que se eligió el domingo como día para el cambio de hora. Uno de ellos fue el causar el menor impacto negativo posible en los servicios de transporte y también por motivos de salud. Parece ser que el riesgo de sufrir un ataque al corazón no aumenta el domingo, en cambio sí lo hace el lunes, día en el que cambiamos la rutina.
Por último, un consejo: no dejes que mañana se te peguen las sábanas. Madruga un poco y así no te costará tanto levantarte el lunes.
¡Buen fin de semana!
Fuente:http://nationalgeographic.es