La hipersensibilidad cutánea es la predisposición genética más generalizada, según se desprende de un estudio basado en 500 análisis genéticos, realizado por la marca de cosmética genómica, One.Gen/0,1 .
Los datos recabados por el departamento de I+D de One.Gen/0,1 afirman, además, que este problema es desconocido por la mayoría de la población.
Esta es la principal conclusión del estudio estadístico.
La excesiva sensibilidad dérmica está directamente relacionada con el envejecimiento prematuro de la piel, dado que dificulta los mecanismos de regeneración celular de nuestro organismo. La muestra concluye que cerca de un tercio de la población estudiada, un 27%, presenta alteraciones en los genes relacionados con la activación de la respuesta inflamatoria de la piel.
Se trata de los genes ICAM1 y CRP. Ambos están relacionados con la producción de una proteína clave en la respuesta inmunológica e inflamatoria de la piel. Según explica la Project Manager de Prima-Derm, Elaine Ferreira, “si hay SNPs o variaciones en la expresión de estos dos genes, se tiene el sistema inmune activado todo el tiempo y de modo inespecífico, lo que conlleva tener una piel más intolerante y sensible”.
El sistema inmunológico es el mecanismo de defensa que ataca a los organismos y sustancias tóxicas que provocan enfermedades. Según el estudio, además de hipersensibilidad y rojeces en la piel, las personas estudiadas que presentan alteraciones en estos dos genes, también sufren una degradación de la matriz extracelular (MEC), entorpeciendo el proceso de regeneración celular.
El estudio también afirma que el 17% de los casos estudiados presenta variaciones genéticas que le impiden una correcta detoxificación cutánea. Esto conlleva una acumulación de radicales libres que, al no ser eliminados correctamente, provocan la aparición de signos de envejecimiento cutáneo como arrugas, manchas, o flacidez en la piel.
