¿Por qué engordamos siempre en la zona abdominal?
Una pregunta que nos hacemos nosotras y ellos y que hasta ahora no ha tenido una clara respuesta. Parece ser que el culpable de esta distribución «non grata» de la grasa se debe al dichoso estrés.
Científicos de la Universidad Médica de Viena han descubierto una cadena de mecanismos moleculares que parece ser podrían favorecer la distribución de la grasa en personas que sufren sobrepeso a causa del estrés.
Cuando alguien padece niveles elevados de estrés se secretan cantidades altas de glucocorticoides, que hacen que aumentemos de peso. Pero, hasta ahora, no estaba claro por qué el tejido graso se forma principalmente en el abdomen en forma de grasa abdominal y ello afecta tanto a mujeres como a hombres.
En este estudio se ha descubierto que el gen glucocortico-dependiente LMO3 y la enzima 11beta-HSD1 son claves en esta formación, ya que los cambios en la formación de LMO3 juegan un papel importante en la redistribución de la grasa del tejido hacia el vientre que, a su vez, están provocados por un mayor nivel de glucocorticoides y por la enzima mencionada.
Los autores del estudio han demostrado que el gen LMO3 y los niveles de 11beta-HSD1 de la grasa en el abdomen de los pacientes con obesidad están estrechamente relacionados, ya que ambos promueven la formación de células grasas. En el caso concreto del gen LMO3, se ha comprobado que tiene un efecto estimulante en el nivel molecular del PPARbeta, el gen clave en la formación de grasa.
El hallazgo molecular es clave porque el patrón de distribución de la grasa es un factor determinante para el riesgo para la salud de tener sobrepeso u obesidad. Si hay exceso de grasa del vientre, lo más típico en el caso de los hombres, hay más riesgo de problemas de salud graves como diabetes tipo 2, accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardiovasculares y varios tipos importantes de cáncer.
Sin embargo, tras la decodificación de este mecanismo molecular en el futuro se podrían desarrollar de nuevas posibilidades de tratamiento para el síndrome metabólico (grasa abdominal, presión arterial alta, elevada grasas en la sangre y la resistencia a la insulina), ya que la acumulación de grasa abdominal podría prevenirse bloqueando el gen LMO3.