Recientemente he leído una noticia que me ha hecho reflexionar: «Avon planea vender sus productos a través de internet en España».
La idea es que las actuales vendedoras/distribuidoras de Avon, que como sabes utilizan el encuentro o visita personal con sus clientas para vender sus productos, sean las mismas que a partir de ahora hagan la venta, pero online.
Los consumidores habituales de esta marca podrán por su parte visitar la web de Avon y hacer los pedidos a su distribuidora más cercana. Parece ser que el sistema funciona, pues lo han experimentado ya en otros países como Rusia o Brasil con éxito.
La verdad es que la idea no me parece mala, siempre y cuando se respete el espíritu de venta que en su día la marca aportó al mercado como novedad, a saber una estrecha relación de la vendedora con sus clientas, lo que implica una atención personalizada y un conocimiento de las características de su piel. De no ser así, darían al traste con todo un sistema de ventas que fundamentalmente se basa en la confianza y cercanía del vendedor.
El hecho de que una marca como Avon se pase a la venta online es muy significativo, pues no hablamos de una empresita. Esta multinacional estadounidense, implantada en España desde hace 45 años, factura nada menos que unos 10.600 millones de dólares a través de más de 6,4 millones de distribuidoras en 140 países.
Sabes aquello de que..»cuando veas las barbas de tu vecino……...» , pues eso.