Una empresa andaluza ha demostrado que la uva palomino fino, característica de Jérez, tiene propiedades anti-edad.
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Barriles en una bodega de Jerez
Si hasta ahora solo podíamos «emborrachar» nuestra piel con vinos tintos, ya es posible hacerlo con los vinos de Jerez.
Una empresa andaluza ha demostrado que la uva palomino fino -característica del marco Jerez, Sanlúcar y el Puerto de Santa María- tiene propiedades anti-edad similares a las de la tempranillo o la garnacha, por citar algunas.
«Todo empezó hace unos años cuando, buscando una línea devinoterapia para el Spa Club Jerez, nos dimos cuenta de que todas estaban elaboradas con uvas tintas», cuenta José Manuel Gavilán, director comercial de Skinwine mientras saborea un Palo Cortao Privilegio 1860 de Bodegas Hidalgo. «Decidimos investigar si nuestro tesoro vitivinícola podía aportar los beneficios cosméticos que estaban extrayéndose de otros frutos de la viña. Contactamos con el profesor García Barroso, Catedrático de Química Analítica de la UCA e investigador de los vinos de Jerez, y le propusimos realizar un estudio. Involucramos a la Universidad de Cádiz, C.A.I.V., la farmacéutica de Sevilla y la Complutense de Madrid, y el esfuerzo tuvo recompensa. La conclusión fue que los restos de la vinificación y crianza del Jerez tienen propiedades antiarrugas, exfoliantes y blanqueantes. Y decidimos crear la primera línea de enocosmética -patentamos la palabra- del mercado».
¿Por qué no vinoterapia?
«Utilizamos los desechos, no el vino en sí, y además se ajusta más a la realidad ya que no son productos con efecto terapéutico sino cosmético». Queda demostrado que el fruto claro de la viña esconde una pila de beneficios para recuperar la juventud. De sus pepitas, se extrae un aceite para masaje, rico en vitamina E; de la pulpa se toman vitaminas, minerales y oligoelementos; y de los hollejos y bitartratos, se obtienen los polifenoles. «Su contenido es menor que en las uvas tintas, pero en la obtención del mosto de los caldos blancos en general y en los de Jerez en particular, los polifenoles se quedan en los hollejos y las pepitas (el denominado orujo) que se desechan para elaborar el vino. Y es con esos restos, y los resultantes de laclarificación, filtración y estabilización, con los que elaboramos los cosméticos».
De otros restos, procedentes de las diferentes etapas en la elaboración y crianza, se extraen los alfa-hidroxisherry (AHS), unas moléculas con efecto exfoliante parecido al del ácido glicólico, pero sin sus efectos secundarios. «También utilizamos una mezcla de tres vinagres de Jerez para elaborar champús ya que la especial acidez de los mismos elimina el picor, la descamación excesiva del cuero cabelludo y los agentes causantes de la caspa seca o grasa».
¿El producto estrella?
El champú antipiojos Kiyo (¡Atentos al nombre!). «Toda la vida se ha empleado vinagre de Jerez para disolver la sustancia que fija la liendre al pelo».
Perfume embriagador.
La palomino no es la única vid que celebra su puesta de largo cosmética. La verdejo, se estrena en los jabones que elabora Osborne (con soleras de vino de Jerez desde 1772), con las variedades de sus viñas de Malpica del Tajo. Gewürztraminer, esa uva alemana con nombre impronunciable para un español, ha servido para elaborar la primera fragancia del mundo basada en el aroma de un vino. La bodega Viñas del Vero ha creado un agua floral fresca, con las notas olfativas de su emblemático vino blanco Gewürztraminer Colección. Lichi y bergamota en la salida, aromas de rosa y muguete en el corazón, y un suave «musk» en el fondo aporta fijación y sensualidad. Además, tiene la particularidad de que el alcohol que lleva es el mismo que el del propio vino. «Esta uva poco tiene de jerezana, pero si la familia González, propietaria de la bodega del Somontano, por lo que podemos decir que de Jerez, Capital Mundial del Vino este año, salen algunos grandes reservas de la cosmética».
Fuente:http://www.abc.es/estilo/belleza
