CÓMO AFECTA EL POLEN A LA PIEL

Los niveles de polen en el aire están en su zénit como consecuencia de una primavera lluviosa, hecho que afecta a que más de uno se encuentre especialmente mal, con síntomas como la congestión nasal, el escozor de ojos o con picores en la piel.

De hecho, según la sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), el polen ha aumentado dos veces más que el año pasado y ello favorece la aparición de más reacciones alérgicas durante estos meses. Esto está dando a síntomas como los brotes de lo que parece acné, inflamación o ronchas.

¿Por qué ocurre?

Ello se debe a los niveles de histamina,  una sustancia química que, en realidad, está presente en el organismo humano, que puede producir reacciones en el tejido, sensibilizándolo y produciendo reacciones automáticas. Cuando una persona es alérgica a una sustancia, como es el polen en esta época, el sistema inmunitario responde a él porque lo concibe como algo nocivo. En este esfuerzo por protegernos, se desata una cascada de reacciones entre las que está la liberación de la histamina que actúa en zonas como los ojos, la nariz, la garganta, la piel o los pulmones provocando los síntomas que todos entendemos como un brote de alergia.

Cuando alguien toma un antihistamínico, lo que está intentando es inhibir los síntomas que provoca la liberación de la histamina, pero según los niveles de alergia que se tengan, esto no siempre funciona tanto como uno desearía y la sensación sintomática se puede mantener.

¿Cómo afecta a la piel?

En la piel, esto se puede traducir en la aparición de rojeces, en una inflamación o, incluso, en la presencia de posibles granitos, ocasionando una situación que se puede mantener en el tiempo si no se toman las medidas adecuadas.

¿Cómo tratarlo?

En estas situaciones, los expertos aconsejan también hacer una visita a sus terapeutas habituales, puesto que habrá que analizar si la piel ha sufrido un proceso de sensibilización y si requiere un cambio de prescripción hacia fórmulas más pensadas en aplacar esos síntomas y no alrededor de las preocupaciones que se estuvieran tratando previamente (arrugas, finas líneas, manchas, etc.).

Por otra parte conviene  cambiar y reducir el régimen de belleza ya que los productos que usamos a diario responden a unas necesidades de la piel, pero esas necesidades cambian en estas situaciones y los productos que usamos de forma continuada pueden resultar demasiado fuertes, intensificando los síntomas que presente la piel.

¿Y en cuanto a la alimentación ?

Se puede hablar de que hay una serie de alimentos que son apropiados cuando suben los niveles de histamina, como la manzana o el aguacate, las bebidas de avena o sésamo, las infusiones sin teína, la yema de huevo y las verduras de hoja verde, legumbres -salvo garbanzos- y las carnes, salvo las de cerdo o los derivados, como los embutidos.

Alimentos a evitar en estas situaciones: chocolates y derivados, café y té,  los mariscos y las conservas, frutas como las fresas, las naranjas o la papaya, los lácteos y los frutos secos, entre otros.

Asesoramiento: doctora María José Burgués, del centro Médico Estético MESBUR,  Huesca. Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8.

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Acerca de Agueda Orozco

Profesional con gran experiencia en la edición de revistas profesionales de peluquería y estética, organizadora de certámenes profesionales y creadora del blog Beauty Today.
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