La importancia de la hidratación

Entendemos por hidratación a la acción de consumir líquidos en  formas variadas con el objetivo de reemplazar los que de forma natural pierde el organismo a través de la sudoración o transpiración en las diferentes actividades que realizamos a lo largo del día, especialmente durante el ejercicio físico. El consumir los líquidos que almacena el organismo, sin reponerlos, supone un peligro que puede influir muy negativamente en nuestra salud. Si bien la mayor parte de pérdida de agua puede deberse a la realización de esfuerzo físico, también es verdad que aún permaneciendo uno en estado de reposo el organismo baja su nivel de hidratación, ya que los órganos siguen consumiendo los líquidos que componen los tejidos.

La hidratación es fundamental para la salud. Interviene en múltiples funciones fisiológicas como la digestión, la respiración o la termorregulación, y afecta al rendimiento físico y mental .El agua es el  principal componente de nuestro cuerpo.Representa el 60% del peso corporal en hombres adultos, y un 50-55%, en mujeres, debido a la proporción más alta en éstas de grasa corporal. El cerebro y los músculos tienen aproximadamente un 75% de agua, la sangre y los riñones un 81%, el hígado un 71%, los huesos un 22% y el tejido adiposo un 20%. Los humanos sólo podemos sobrevivir unos pocos días sin beber agua, dependiendo del clima y los niveles de actividad principalmente. En cambio somos capaces de sobrevivir sin otros nutrientes durante semanas o meses.

La hidratación es vital para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo, es justamente lo que nos permite seguir realizando nuestras actividades de manera saludable. El agua es el componente mayoritario de las células del cuerpo (excepto en el caso de la células grasas) y es además un lubrificante para el cerebro y las articulaciones. Transporta los nutrientes a las células del cuerpo y se encarga de retirar  los residuos o sustancias de deshechos. También ayuda a regular la temperatura corporal mediante la redistribución del calor desde tejidos activos hasta la piel y mediante el enfriamiento del cuerpo a través del sudor.

Solemos hidratamos fundamentalmente a través de las bebidas que ingerimos como el agua, las infusiones, los refrescos, los zumos, o los caldos. Pero también a través de los alimentos sólidos, especialmente mediante los  que tienen una composicón hídrica elevada como son las verduras, hortalizas y frutas. Lo importante es que cada persona beba la cantidad de agua que necesite en función del sexo, la edad, la actividad física, la temperatura o la humedad.

Según lo que recomiendan los profesionales de la salud, las mujeres deben de consumir una media de 2,7 litros (2,2 litros de bebidas) para mantener su cuerpo hidratado, mientras que los hombres precisan unos 3,7 litros (3 de bebidas).

La cantidad de agua total  que necesita el cuerpo y el equilibrio entre la ingesta y la pérdida de ésta se regulan homeostáticamente mediante mecanismos que modifican las vías de excreción y estimulan el consumo (sed).

Es recomendable consumir líquidos regularmente a lo largo del día, incluso cuando no tenemos sed. De hecho, cuando sentimos la sensación de sed, es cuando el organismo manda señales al cerebro para alertarlo de que existe un peligro de deshidratación.

Si únicamente bebemos cuando tenemos sed, significa que ya existe cierta deshidratación en nuestro cuerpo, por ello es conveniente beber líquidos, independientemente de tener o no sensación de sed.

Si te interesa ampliar esta información puedes visitar la web: http://www.europeanhydrationinstitute.org/